...
¿No un diálogo así exigíamos los jóvenes para resolver un conflicto mucho, mucho menor en 1968? Cinco puntos simples y uno ingenuo. Me perdí de ver el descaro de llamar “autoritario” al Presidente que los está recibiendo en Chapultepec, les da micrófono para que amplifiquen tres baratijas ideológicas y una andanada de injurias al anfitrión. Se necesita no sólo ruindad, sino desvergüenza, idiocia profunda, para acusar de hambreador a quien invita a comer y sirve un banquete."
Excelente escrito a mano de Luis González de Alba, publicado en Milenio.
Publicado por Eugenia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario